Pepe
es un currante que vive en un apacible pueblecito. Tiene un sueldo modesto con
el que lleva una vida sencilla, pero alberga sueños de prosperidad. Quiere
montar un bar para mejorar su situación económica. Ha estimado los plazos para
empezar a obtener un cierto rendimiento económico al bar: seis meses para
montarlo, y otros seis para tenerlo funcionando a tope, repleto de clientes.
Como
no tiene el dinero necesario para montar el bar, a principios de año pone a la
venta entre sus vecinos mil papeletas. Estas papeletas cuestan cien euros, y le
dan derecho al comprador a percibir 110 euros al final del año. Pepe cree que
pasado un año el bar generara los beneficios necesarios para dar 110 euros al
comprador de cada papeleta: los cien euros que le costó a este, más otros diez
de regalo por cooperar económicamente en la realización de su sueño.
Pepe
obtiene así financiación para montar su bar, 100.000 euros en metálico por la
venta de las papeletas, mientras que los compradores de papeletas obtienen 10
euros de beneficio por papeleta al cabo de un año: un buen pico sin hacer nada.
Otros
vecinos toman ejemplo de la idea de Pepe, e igualmente ponen a la venta sus
propias papeletas para financiar sus proyectos.
El
pueblo se llena de papeletas, y finalmente se habilita un local donde los
ciudadanos se reúnen para intercambiar, comprar o vender todas estas papeletas.
Se crea así la base de un Mercado de Papeletas. Puesto que las papeletas están
cambiado de manos constantemente, al final del año se pagara la cantidad
convenida al portador de las mismas, que no tiene que ser necesariamente el
comprador original.
-
Estoy en un aprieto y necesito dinero. Hace seis meses le compre esta papeleta
a Pepe por 100 euros, y dentro de seis meses el dará 110 euros a quien se la entregue.
Te la vendo por 105 euros: 5 euros de beneficio para mi, que obtengo en este
momento, y otros 5 para ti, que recogerás dentro de seis meses.
-
Trato hecho. ¿Sabes que Luis ha puesto a la venta 2.000 papeletas a 100 euros
cada una y promete entregar 125 euros por papeleta al cabo de un año?
-
¿Que pretende montar?
-
Una heladería en el Polo Norte.
-
Ese negocio va a ser una ruina. Yo no compraría jamás esas papeletas, dudo que
sea capaz de devolver ni un euro del dinero que obtenga con su venta.
-
Bueno, yo creo que tiene algunas opciones de éxito. No obstante, puesto que el
negocio es en sí arriesgado, le diré que se las compro solamente si me ofrece
150 euros al cabo de un año. Si no, que se busque la vida.
-
Sabia decisión la tuya.
Al
local lo llamaremos Bolsa de Valores, y a las papeletas las podemos llamar
Bonos u Obligaciones. También podríamos llamarlas prestamos. Los 110 euros que
pagara Pepe al cabo de un año son el Valor Nominal del Bono.
El
alcalde ha decidido apuntarse al carro de la financiación con papeletas:
pretende recaudar dinero para reparar la fuente de la Plaza Mayor, renovar las
farolas del paseo marítimo y reconstruir la Ermita de la Patrona del pueblo. El
Ayuntamiento saca a la venta sus propias papeletas, que llamaremos Títulos de
Deuda Pública.
Además,
hay quien tiene la idea de vender en el Mercado tacos compuestos por muchas
papeletas. Estos tacos están formados por papeletas asociadas a diversos
negocios; por ejemplo, diez papeletas de Pepe, otras diez de Luis, y otras muchas
más de otros emprendedores. La finalidad de estos tacos consiste en minimizar
el riesgo de perdidas metiendo en un mismo saco papeletas de negocios con
grandes posibilidades de éxito, como el de Pepe, junto con papeletas de
negocios con pocas posibilidades de éxito, como el de Luis.
Estos
tacos son las Obligaciones de Deuda Colateralizada, en el fondo, no son más
que una forma de tapar la mierda escondiéndola debajo de la alfombra.
Tanto
los tacos como las papeletas pueden ser adquiridos entre varias personas, cada
una de las cuales obtendrá al final del año una parte correspondiente a su
participación en la compra de los mismos. Algunos acaudalados ciudadanos de
nuestro maravilloso pueblo deciden juntar sus ahorros y entregárselos a
expertos compradores-vendedores de papeletas para que los manejen y les saquen
un buen rendimiento al final del año.
Estos
expertos son los bancos de inversiones.
Puesto
que algunas papeletas son vendidas por personas que pretenden montar negocios
arriesgados, con pocas posibilidades de éxito, hay quien ofrece seguros para la
compra de papeletas.
-
¡Oye! Me han dicho que finalmente compraste papeletas de Luis, que accedió a pagarte
150 euros al final del año, ¿qué tal si te vendo un seguro para esas papeletas?
-
¿De qué me hablas?
-
Muy fácil. Tú me pagas 5 euros todos los meses, y si se anuncia que Luis se ha
ido a la ruina con su heladería y es incapaz de entregar a final de año el
dinero que prometió, te daré 150 euros por cada papeleta suya que me entregues.
Justo lo que él debía pagarte.
-
¡Tremenda idea! Así me sentiré mucho más seguro. Y es que, ciertamente, la idea
de montar una heladería en el Polo Norte es sumamente arriesgada. ¿Tú crees que
a los esquimales les gustaran los polos de fresa?
-
No sé. Dicen que son gente rara. Tal vez los de frambuesa con virutas de jamón
les hagan alguna gracia.
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